Peña Redonda desde el parking de la tejeda de Tosande

Cruz metálica de Peña Redonda
La ruta de hoy tiene como meta otra vez Peña Redonda por un recorrido distinto, de este-oeste ,y que llegaremos nuevamente a fotografiar la cruz que se yergue en su cima.
En amarillo la ruta sobre Google Earth
Se aprecia el valle de Tosande en el camino de vuelta y el recorrido por la cresta de la Sierra de la Peña hasta Peña Redonda a la ida. El pantano de Ruesga aparece a la derecha de la imagen.
Ruta sobre el mapa topográfico

En el mapa podemos fijarnos en las curvas de nivel maestras descubriendo que el mirador se encuentra sobre los 1400 y Peña Redonda sobre los 2000.
He insertado la ruta anterior para tener una mayor referencia.
Descargar la ruta para GPS en formato gpx:
Ruta GPS Tosande-Peña Redonda
Vista desde el parking
Al amanecer, aparece ante nuestra vista la primera parte del recorrido: el valle de Tosande y a nuestra izquierda Peña Oracada que será la primera cumbre que visitaremos.
Hitos en la senda de Tosande
La primera parte del recorrido nos dejamos guiar por los mojones con el nombre de la senda y con los frutos del tejo en marca de agua que se van sucediendo a intervalos generosos.
"Prímula veris"
Nada más atravesar el ferrocarril La Robla-Bilbao, aparecen salteadas, estos primeros días de mayo, por doquier las flores de la  primavera que nos dan la bienvenida y animan nuestra marcha.
Senda tapizada de hojas de haya
Ascendiendo hacia la tejeda de Tosande a primeras horas del día se dibuja ante nosotros la senda con una alfombra de hojas de haya y con los rayos de sol inclinados abriéndose paso entre el bosque intrincado.
Raíz de haya
Inmersos en la senda nos topamos con la raíces subhorizontales del haya colonizadas por el musgo que protegen al suelo de la erosión del agua de escorrentía.
Mirador
Desde el mirador que encontramos al final de la senda que asciende a la tejeda, mirando hacia el noreste y a través del collado Los Recuencos, encontramos la vega del Pisuerga y al fondo la Sierra nevada de Peña Labra con los picos de la estación de esquí del Alto Campoo ocultándolos las nubes.
Majada de Tosande
Cresteando entre Peña Oracada y el pico los Collazos, vemos en el fondo del valle de la imagen bucólica  de la majada de Tosande reverdecida estos primeros días de la primavera.
Al sur, la meseta

Y si miramos hacia el sur aparece la meseta infinita con las nubes, hoy juguetonas, encontrándose con el horizonte.
Al oeste, Peña Redonda, nuestro objetivo
Con el cielo encapotado a veces soltando granizo, nos acercamos a nuestro objetivo y haciéndonos una composición de todas las cumbres y valles que se divisan desde esta crestería que resulta ser una atalaya con los cuatro puntos cardinales  a vista de pájaro.
Pizarra
Sorprende encontrar  a partir del collado estas pizarras cuando hemos estado pisando toda la marcha calizas de montaña.


"Helleborus viridis"
Me fijo en que las vacas no comen esta planta, una razón por lo que es abundante y también me atrae su hoja palmeada y me pregunto porque en mi pueblo no existe: debe necesitar un ambiente húmedo  para crecer y en los páramos castellanos eso no se da.
 
"Ilex aquifolium"
Leo que "ramoneo" es sinónimo de poda, y el aspecto que presenta este acebo nos indica que lo han podado desde la base hasta cierta altura y los desmochadores no son otros que los ramoneadores que andan pastando por aquí: ciervos, ovejas y vacas.

Hojas de acebo
Cierto es que observando la distribución de las hojas en el acebo, apreciamos que en las partes inferiores abundan las que presentan espinas y a media que vamos ganando altura desaparecen éstas y son sustituidas por aquellas que tienen el borde del limbo liso.
La explicación que dan los botánicos a esta dualidad foliar resulta convincente: dicen que las espinas es un gasto extra para la planta y que solamente le aporta un beneficio de defensa contra los consumidores herbívoros y que como las hojas superiores no están amenazadas por los ramoneadores pues se ahorran ese gasto en dientes afilados; debe ocurrir lo mismo que en nuestras casas, que para defendernos de los ladrones nos gastamos dinero enrejando las ventanas inferiores y nos lo ahorramos en las superiores y en el desván.

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